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VERDUGOS DEL ANAHUAC

YEHUANTIN TLATSAKUILTIANIME IKUAN ANAHUAC

Anáhuacmiquiztepicanoah

CE AMOXTLI

CE TENONOTZANI

 

IPAN CE PEMULO/1er pemulo

La marcha nocturna era muy pesada, con cada paso el gruñido del estómago hacía más extenuante la caminata. Luego de varios días avanzando a pie, dentro de la región costera del mar interior del Amazonas, el pelotón de verdugos pronto llegaría a la coordenada asignada. Cada hora, las bisagras motorizadas del exotraje perdían su lubricación, y aunque las labores de mantenimiento periódicas cuando los soldados se detenían a descansar pocos minutos, reponían la eficiencia de las bisagras motorizadas a su máxima capacidad, luego de 3 meses operando bajo la humedad salitrosa de la costa, que medio siglo atrás fue una exuberante selva, la eficiencia de su armadura táctica se redujo considerablemente.

 

El destello de un led se activó en los lentes monoculares de visión nocturna del pelotón. Era momento de descansar para el último mantenimiento del equipo, rápidamente como si se tratara de un cardumen de peces, la línea de soldados cambió su formación como una sola conciencia, y mientras el soldado a la cabeza y la retaguardia se mantenía en sus posiciones vigilando, los otros dos tiradores de asalto salieron de la línea para vigilar sus francos.

Mientras los cuatro tiradores se dispusieron en formación de rombo vigilando el perímetro, el resto de militares se organizaron en círculo alrededor del especialista tecnológico, para que éste se encargará de la lubricación de las armaduras. Una vez terminada la tarea el comandante “Ipan Ce Quachic” hizo una señal a cuatro soldados para que relevarán a los vigilantes, quienes avanzaron agazapados hasta llegar a sus compañeros y con un toque de sus manos en la espalda de los vigías como señal, los cuatro tiradores de asalto bajaron sus armas al suelo y se replegaron para recibir el mantenimiento de su exoesqueleto de combate.

La escena se desarrolló con la precisión de una coreografía asiática, si algún observador estuviera vigilando al pelotón, ese despliegue mecanizado de profesionalismo le habría informado la más importante inteligencia acerca del grupo de hombres armados. Y esta era que estos hombres no eran unos simples matones reclutados por alguna milicia popular, eran soldados profesionales. Sería imposible determinar a qué nacionalidad pertenecerían, no llevaban nada que los identificara. Sus exo-trajes eran de fabricación colombiana, la mayoría de sus armas eran reliquias de comienzos del siglo pasado, que podían ser creadas en impresoras 3d y aquellas que eran de fabricación industrial, fueron conseguidas con cualquier contrabandista local

En aquel lugar convulso del mundo muchos intereses geoestratégicos saturaban la región con toda clase de guerrillas y paramilitares, con objetivos propios  o al servicio de gobiernos locales. Sería poco posible que se trataran de guerrillas indígenas guaraníes, de las cuales la mayoría tenía poca formación militar, y tampoco tendrían necesidad de desplazarse en anonimato bajo la oscuridad de la noche, en una región que simpatizaba con la independencia del Mato Grosso, lo mismo podría tratarse de militares de las fuerzas armadas nacionales, que de algún otro país interviniendo activamente en los levantamientos indígenas del suroeste del Brasil.

Debido al ascensor orbital brasileño, la coalición sudamericana tenía grandes intereses en la región que afectarían a toda la coalición si Brasil perdía el control de la zona, y desde otro lado no era secreto que la República Incaica del Tawantinsuyu, ayudaba a las guerrillas indígenas, desplazadas por la inundación del mar interior del Amazonas contra el gobierno federal. Quizá la propia ausencia de elementos que identificaran a esos soldados es lo que los diferenciaría como soldados encubiertos del “Tawantinsuyo” o aunque menos probable, como comandos de su aliado incondicional: “La federación Anáhuac”.

 

Una vez terminados los 5 minutos de descanso, el pelotón retomó su formación en línea y continuó su marcha rumbo a la coordenada de destino, pasaría hora y media antes de llegar al lugar señalado, los últimos treinta minutos escalaron una pendiente antes de llegar a la cúspide de una colina, en la cual un claro libre de vegetación mostraba el punto de destino.

A la llegada del segundo pelotón de verdugos, les esperaban las siluetas ennegrecidas de 11 soldados iluminados tenuemente por la luna, el comandante del pelotón hizo la seña de identificación y luego de confirmar las identidades de los soldados que esperaban en el lugar, él y su grupo avanzaron para presentarse ante el comandante de sección; el “Huey quachic” que les aguardaba al frente del primer pelotón de verdugos.

 

El comandante “Ipan ce quachic” que comandaba el pelotón recién llegado formó al frente de su pelotón y ordenó el conteo:

-segundo esquadrão, notícias- dijo el Ipan ce quachic.

-2 nada de novo-

-3 nada de novo-

-4 nada de novo-

-5 nada de novo-

-6 nada de novo-

-7 nada de novo-

-8 nada de novo-

-9 nada de novo-

-10 nada de novo-

-Segundo pelotão sim notícias- informó el Ipan ce quachic a su superior.

 

Pese a que los comandos pertenecían a un país de la coalición nativoamericana, la doctrina de los comandos de operaciones encubiertas, era siempre usar dialecto local cuando se comunicaban a viva voz al efectuar misiones en el extranjero, eso era una medida adicional para encubrir su nacionalidad y evitar comprometer políticamente a su país, en caso de que sus acciones fueran descubiertas. La situación del pase de revista, siempre podría estar comprometida por la presencia de algún dron terrestre o aéreo de reconocimiento, que hiciera una grabación de los soldados a escasos minutos de ser evacuados de las líneas enemigas.

Una vez concluida la revista de su pelotón, el Ipan ce quachic informó a su superior el éxito de su misión asignada.

Transcurrió un cuarto de hora para que el tercer pelotón llegara a la colina, tan pronto como sus últimos compañeros llegaron, el comandante del tercer pelotón pasó la revista a su grupo e informó de las novedades de su misión. Al concluir la revista el huey quachic  dio sus indicaciones:

 

-Segundo pelotão, suba primeiro pelo flanco esquerdo. Terceiro pelotão, segundo a escalar o flanco direito. Primeiro esquadrão, suba comigo até o centro do terceiro, aponte para a cabeça e eu sou o último. Dúvidas?-

A la pregunta del huey quachic, los comandos asintieron en silencio con la cabeza, eran las 4 de la madrugada, faltarían 2 horas para que el sol saliera en el horizonte del territorio del Mato Grosso, suficiente tiempo para que el aerodeslizador de infiltración clase Magué, que llegaría en pocos minutos, cruzara la frontera con el vecino país del Tawantinsuyu sin que los satélites en órbita ni los radares terrestres registraran el trayecto de la aeronave.

Pasaron algunos minutos adicionales de espera, y finalmente el pitido de alarma para la extracción se activó en el computador de antebrazo de los soldados, en el lente monocular se formó una trayectoria de vectores indicando dirección y tiempo para el descenso del aerodeslizador.  El aterrizaje de la aeronave era el único momento vulnerable a la detección de los radares brasileños, por lo que inmediatamente la silueta negra del aerodeslizador descendió y se abrió la escotilla de carga, los soldados subieron con extrema rapidez, empezando por el puntero del segundo pelotón del lado izquierdo y finalizando con el líder de sección como el último en subir.

 

Los propulsores verticales se mantuvieron encendidos todo el tiempo de la extracción. En el momento en el que el ultimo verdugo subió a la nave, la compuerta se cerró, la potencia de los propulsores aumentaron estrepitosamente, dejando una estela de luz azul conforme la negra nave volvía a ascender en el oscuro firmamento a su máxima potencia dentro de los límites de seguridad tolerables para su tripulación. El ascenso no pasó desapercibido por los radares en tierra pero varios días de marcha forzada de los comandos “cuacciqueh” para llegar a esa coordenada le daría suficiente tiempo al transporte para retirarse impunemente. En la cabina de control los segundos eran contados cronométricamente por el piloto, pendiente de las alertas de aproximación de algún escuadrón de drones de intercepción  la “forca aérea brasileira”.

 

Una vez, el aerodeslizador ascendió a suficiente altura, el par de propulsores de falso desplazamiento vectorial, ubicados a cada lado de la nave se encendieron. El desplazamiento vectorial fue la última tecnología que aportó a la humanidad una civilización europea completamente agotada. La teórica científica fue desarrollada por la Confederación germana durante la segunda carrera armamentística de las estrellas, mantenida como una tecnología secreta durante poco más de un siglo le permitió a los alemanes extender colonias humanas de exploración permanente en Marte, e incluso construir las primeras bases espaciales de la humanidad en los satélites lunares cruzando la frontera del cinturón de asteroides, mientras el resto del mundo se desgastaban en escaramuzas militares por hacerse con zonas de influencia en la luna terrestre para la extracción de helio3, este último recurso indispensable para satisfacer la demanda energética del planeta tierra en el siglo XXIII.

La teoría científica del desplazamiento vectorial superaba por varios siglos la capacidad tecnológica de la humanidad, pero mediante los principios científicos, los alemanes lograron desarrollar el “falso desplazamiento vectorial”.

Cuando a inicios del nuevo siglo se develó la existencia de esta y otras tecnologías mantenidas en secreto por el gobierno alemán, la noticia causó un gran revuelo en la comunidad internacional, incluidos sus antiguos aliados de la segunda guerra mundial, las exrepúblicas soviéticas encabezadas por Novvy Rusia, que lucharon codo a codo con la antigua Alemania socialista para liberar Europa del eje de países imperialistas coloniales.

La posterior guerra económica entre la Alemania de posguerra y la Unión Soviética, por coronarse como el líder socialista, agotó finalmente los recursos de los países eslavos, causando el derrumbe de la Unión Soviética a mediados del siglo XXI, y convirtiendo a la actual Confederación pangermana en el líder indiscutible del Post-socialismo marxista y más tarde de la Unión Europea.

 

Cuando a inicios del nuevo siglo XXIII, las actividades de espías chinos sacaron a la luz los informes de las tecnologías germanas secretas, los diversos bloques regionales se dieron a la tarea de replicar la antigua tecnología alemana para sus propios desarrollos militares. En medio de las diversas guerras por los recursos energéticos, el aumento del nivel del mar causado por el derretimiento de los casquetes polares que a 50 años de ocurrido el desastre medioambiental seguía produciendo millones de desplazados, y la expansión territorial de los países sobre el control de los recursos extractivos bajo el océano para obtener los últimos recursos mineros del planeta, rápidamente surgieron los primeros prototipos genéricos de la Commonwealth angloamericana y la alianza Panafricana.

La nueva generación de propulsores de anti gravedad tipo “die glocke” de cavidad resonante, y tipo “Resonanzhohlraumstrahlruder” o de “falso desplazamiento vectorial”, permitió a los países que quedaron rezagados en las anteriores carreras espaciales, abrirse paso en la exploración del sistema solar.

Mientras iniciaba la frenética carrera entre las naciones para colonizar el espacio o combatir como corsarios espaciales contra las posiciones coloniales de la unión europea en el sistema solar. En el planeta tierra una versión simplificada de la nueva tecnología, estaba incorporándose a la industria militar. Los propulsores de desplazamiento vectorial terrestres se convirtieron en una tecnología vanguardista, con la capacidad de hacer completamente indetectables las aeronaves, al incluir esta nueva tecnología en los componentes tecnológicos de la época.

 

En los océanos una nueva generación de submarinos indetectables rápidamente se hacía con el control de los mares, reclamados por los países y bloques económicos con litoral, ampliando nuevas fronteras territoriales marítimas y disminuyendo o restringiendo el libre comercio naval con fronteras físicas en los océanos, como una consecuencia indirecta entre aquellos países ajenos a sus intereses estratégicos.

 

En el continente Hatuey, mejor conocido como América por buena parte del mundo , los tres bloques económicos que sobrevivieron al aumento del nivel del mar iniciaron una carrera armamentista propia, lo único que impedía que las fricciones estallaran de una guerra continental era la prioridad de los países por expandirse en el espacio a través de sus puertos espaciales.

 

En aquella misma madrugada, desde el megapuerto espacial de Tikal, suspendido en órbita sobre la península de Mayab, en el pasado llamada Yucatán o el puerto de Huarango, sobre la región norte de la República incaica del Tawantinsuyu, las naves de la alianza de países nativos de Hatuey, junto a Colombia, realizaban un ingente transporte de maquinaria y ejércitos de obreros a sus áreas de influencia de la luna y al cinturón de asteroides para la extracción de recursos mineros.

Desde el sur de Brasil la coalición de países sudamericanos realizaba el mismo esfuerzo, y en el norte del continente la Unión Angloamericana desplegaba sus ingentes fuerzas de exploración y conquista, por medio de su doble ascensor orbital en su región post industrial del Rust Belt, mientras mantenía una guerra fría con las naciones esquimales y el resto del mundo septentrional, por el control de zonas de explotación minera en el ártico.

La Confederación afroamericana en cambio, surgida a final de la Primera Guerra Mundial por el desembarco de las tropas aliadas alemanas y africanas en los estados costeros de Florida y Georgia donde se fundaría el más importante de los países afroamericanos, perdió su cohesión después de que Florida y algunas islas del Caribe quedaron sumergidas bajo el nivel del mar, obligando a la mayoría de su población sobreviviente a emigrar como refugiados al resto del continente, a Liberia o la Alianza Panafricana.

Tan pronto los propulsores vectoriales se encendieron, el ruido de los propulsores verticales desapareció, y con eso el aerodeslizador se volvió completamente indetectable. Pasarían 45 minutos para que la sección de 31 verdugos aterrizara en la base aérea aliada de Galvarino en la región mapuche del Tawantinsuyu.

 

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